Una aproximación al Nazismo a partir de sus
políticas públicas urbano arquitectónicas.
Por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez, arquitecto.
Introducción.
Con la intención de evidenciar la profunda relación que existe entre la política y el diseño arquitectónico y urbano, el presente texto se divide en dos partes que buscan complementarse y explicarse mutuamente. Inicialmente se establece la base teórica conceptual desde la cual se plantea una aproximación al entendimiento de la relación entre la arquitectura y la política. Posteriormente, un análisis de caso busca aproximarse al Nazismo a partir de la configuración de su espacio público, tal y como se concibió, creó y transformó en un período específico de historia europea (1933-1945). Con ello se pretende reflexionar acerca de la función de la arquitectura y la planeación urbana en procesos políticos históricos, a partir del análisis en torno a políticas públicas urbanísticas o proyectos monumentales, que en este caso puede decirse, funcionaron a favor de políticas opresivas de estado.
I. Marco Teórico Conceptual: espacio, poder y conocimiento.
Para entender esta interacción, conviene referirse a la relación entre el espacio, el poder y el conocimiento (1), establecida por el filosofo francés, Michel Foucault, en donde la parte cognitiva esta referida a la arquitectura, mientras que la política es aquí entendida como el ejercicio del poder y, por su parte, el espacio en su acepción física. Esta interesante interconexión ha llevado a una discusión reciente en la que la arquitectura puede ser analizada como un acto político.
Es por ello que para iniciar la aproximación a los espacios configurados por la ideología nazi, empezare por definir el sistema político en el cual se gestaron.
A partir de una diferenciación básica entre sistemas de gobierno no democráticos, algunos autores distinguen en estos últimos tres esquemas básicos diferenciados que son dictadura, absolutismo y totalitarismo (4).
Si observamos los acontecimientos históricos, podemos ubicar al Nazismo dentro de la categoría de Totalitarismo, en donde el ejercicio del poder es arbitrario y absoluto, sin limites, ya que el ascenso al poder de la figura de Adolf Hitler, máximo líder del Partido Nacional Socialista Alemán, va del autoritarismo al totalitarismo en un periodo relativamente corto de tiempo.
El gobierno nazi ejerció el poder en una combinación de un modelo nacionalista con un modelo socialista, contando con un régimen opresor y fuerte control de las fuentes de información y la cultura. Un partido político que abarco todas las posiciones del Estado, en un sistema del partido único y con el fuerte apoyo -legitimador- de la milicia del partido. Es también conocida la mística basada en personalidades extraordinarias (elites y superhombre) con la que Hitler se constituyó como líder carismático, con apoyo de un amplio sector popular.
La autoridad omnipresente del estado llevó a la consiguiente representatividad absoluta a la que estaban sujetos los ciudadanos. Eso llevo al establecimiento del Imperio –Reich- con una ideología explicita y bien definida, por medio de la cual introdujo la rigidez que le caracterizó. El Nazismo operó bajo una economía autárquica, esto es, en una combinación de nacionalismo y proteccionismo, que derivo mas adelante en la manifestación de las fuerzas más restrictivas del país.
El nacionalismo que fue abanderado y exacerbado por los nazis derivo en los conocidos resultantes de racismo y xenofobia, no solo contra Judíos, también contra Masones, Social Demócratas, Comunistas y Testigos de Jehová. El nacionalismo como ideología política, considera a la nación como centro de la vida política, donde la nacionalidad se justifica constantemente, en este caso por medio de una supuesta supremacía primigenia de la raza aria. Este nuevo orden busca socializar a la población defendiendo la necesidad de una correlación entre unidad nacional y la entidad que organiza la política, y consiste en un proyecto de largo plazo, busca permanecer indefinidamente en el poder, mientras no cambien los mecanismos de coerción o exista presión internacional, como fue el caso.
Hitler gobierna dotando a la nación de un estado propio, inspirado por valores compartidos por la nación, fuertemente apoyado en la identidad, por lo que, al convencer a la comunidad de tener un único origen ancestral, se consigue hegemonía y estabilidad interna en el gobierno, esto es, legitimación.
II. Políticas Públicas antisemitas: Albert Speer, el arquitecto de Hitler.
La política antisemita es evidenciada y ampliamente documentada (Jaskot, 1996), en los planes del arquitecto de Hitler, Albert Speer para la reconstrucción de Berlín. Esta relación entre el líder político y el materializador de sus ideas ha sido también abordada por otros estudios (3).
De acuerdo con la historia, el partido Nacional Socialista llego al poder en 1933, sobre una base propagandística anticomunista y antisemita, de tal forma que a finales de la década de los 30, Berlín era el centro del estado y de las políticas urbanísticas del partido, de ahí el interés de Hitler en consolidar esta capital mediante el nombramiento de Speer como Inspector General de Construcción para la capital del Reich en Berlín, teniendo a su cargo las políticas públicas encaminadas a la planeación urbana, las cuales fueron integradas en un plan urbanístico anunciado en 1938.
Cada uno de estos elementos del Plan estaba destinado a simbolizar el poder dominante y a su instrumento ideológico la identidad nacional, de modo que, por ejemplo, el eje norte-sur estaba proyectado para funcionar como un boulevard ceremonial del Nuevo Berlín.
La realización de este plan estaba basado en las atribuciones que la Inspección General de Construcción (GBI por sus siglas) entre las que destacaba regular toda la actividad política, social y económica conforme a los intereses de organización de la ciudad.
Los monumentos dispuestos con majestuosidad en el recorrido lineal integraban el plan visualmente, especialmente la Torre sede del Ejercito, que con su verticalidad establecía una declaración visual simbólica contundente. El plan incluía un Arco del triunfo, de reconocido significado simbólico de triunfo marcial.
Como puede apreciarse, el interés de Adolf Hitler en el rediseño de Berlín, era principalmente paradigmático de los esquemas del partido, para proyectar sus objetivos ideológicos a través de la forma visual. Como muestra, basta recordar la frase de Hitler para describir el efecto buscado en la arquitectura nazi: “la palabra en la piedra” (2). Esta materialización ideológica puede comprenderse en tres componentes clave, a saber, la escala masiva del plan, una iconografía basada en formas neoclásicas y una cierta elección de materiales.
Al utilizar elementos grecolatinos, se buscaba crear una iconografía del prestigio, esto es, promover una conexión ideológica con las instituciones políticas y sociales clásicas. Esta imagen era reforzada por medio del carácter de indestructible o permanente de la construcción en piedra.
Al respecto narra Speer en sus memorias, para aclarar que no había tal cosa como un Estilo del Führer, que la arquitectura oficial del Reich era un neoclasicismo alterado, exagerado y algunas veces distorsionado en forma caprichosa. Hitler apreciaba las cualidades permanentes del estilo clásico porque creía encontrar puntos de relación entre los griegos y su propio mundo germánico. (2).
Los diseños de Speer para su líder y su partido estuvieron sujetos a mistificaciones ideológicas extremas, el antisemitismo en la forma arquitectónica en general y en la planeación urbana en lo particular, llego a extremos totalitarios.
Obedeciendo a sus propias metas administrativas y culturales, así como a obvias ambiciones constructivas, los planes monumentales de Speer para la reconstrucción de Berlín, integraron la creación e implementación de una política de estado contra los judíos berlineses. (2).
Específicamente, abordaré el tema de la política habitacional. Ante la insuficiencia de viviendas, Speer implemento políticas de exclusión de los Judíos en relación a los derechos de propiedad, una estrategia que resultaría crucial para su eventual concentración y deportación.
No es objetivo del presente análisis profundizar en el dilema moral de la culpabilidad de Speer, sino mostrar como la operación de la GBI refleja las políticas criminales antisemitas en forma independiente pero colectiva con otros intereses políticos de estado, al mismo tiempo identificar como esas políticas antisemitas dieron lugar a políticas públicas urbanas, comprendiendo a sus agentes activos como sujetos, tanto de limitaciones coyunturales como de oportunidades estructurales. No pretendo abundar en la caracterización de Speer como un arquitecto que reaccionó en forma oportunista a la estructura política y al sistema económico en el que operaba (Smith). (2).
Al analizar el complejo proceso de toma de decisiones en el interior del estado Nazi, uno se encuentra con que muchas de las severas políticas contra los judíos obedecían también a intereses individuales y de grupo dentro del desarrollo sistémico y económico de la Alemania Nazi, y las políticas públicas con respecto a la propiedad inmobiliaria habitacional no son la excepción.
Speer desarrollo hábilmente una estrategia para agendar una legislación sobre propiedad inmobiliaria, con la aparente intención de crear vivienda sustituta para los desplazados. Entre sus atribuciones se encontraba la adquisición de propiedades en sitios considerados importantes para los esfuerzos de reconstrucción, por lo que protegido por Hitler e independiente de otras administraciones gubernamentales, la GBI actuaba en autonomía ejecutiva.
El transfondo de esta política era desproveer a los judíos de sus derechos de propiedad durante la guerra. El proceso que culminó con la ejecución de millones de judíos en 1938, estuvo precedido por la suspensión total de sus derechos políticos, económicos y sociales, al desalojarlos de sus viviendas, hacinándolos en bloques cerrados de pequeñas viviendas en forma de ghetto.
Speer cabildeó su estrategia basado en el siguiente razonamiento: construir viviendas precarias para judíos costaría RM 25 millones, mientras que la vivienda requerida para arios requeriría de RM 65 millones, por lo que el ahorro al estado seria de RM 40 millones. El éxito de la propuesta de Speer estaba basada en el antisemitismo exacerbado de la Alemania Nazi, y evidencia la habilidad de la GBI para tomar ventaja de las políticas públicas operantes.
Como se menciono anteriormente, la GBI no solo ejecutaba las políticas sino que influía en su formulación (2). En 1941 Speer ordenó la evacuación de 5,000 apartamentos de judíos, enviando a sus ocupantes no a su hacinamiento sino a su ejecución en los campos de concentración, la mas brutal política antisemita.
No es de extrañar entonces que, después de 1942, Hitler nombró a Speer Ministro de Armamento. Tampoco resulta extraño que el arquitecto haya sido juzgado en los Tribunales de Nuremberg, por considerarlo coludido con las mas criminales instituciones de la Alemania Nazi.
Conclusión.
Por medio de este dramático ejemplo, en el cual se busca evidenciar la función política que la arquitectura nazi tuvo en la destrucción de los judíos, busco trascender a la visión institucionalizada de que la cultura, aunque importante, es secundaria para la evolución seria de las condiciones políticas y económicas. (2), al afirmar que Speer y su equipo formularon políticas públicas antisemitas enfocadas a concretar aspectos claves de la planeación urbano arquitectónica, la cual contribuyo al desarrollo de medidas que derivaron en la destrucción étnica masiva.
Independientemente de la valoración moral, que no es objeto de este estudio, se pretende iniciar un proceso de análisis aplicable a diversas circunstancias histórico políticas, con la intención de buscar comprender cada vez más la relación planteada entre el conocimiento, el poder y el espacio.
Referencias Bibliográficas.
1. FOUCAULT, Michel (1998) Space, Knowledge and Power. Publicado en Architecture Theory since 1968, MIT Press, Cambridge, pp. 428-439
2. JASKOT, Paul B. (1996) Anti-Semitic Policy in Albert Speer’s Plans for the Rebuilding of Berlin. Publicado en The Art Bulletin, Vol. 78, No. 4. Pp. 622-632. http://www.jstor.org/stable/3046211, accesado 20/05/08
3. MILLER Lane, Barbara (1986) Architects in Power: Politics and Ideology in the work of Ernst May and Albert Speer. Publicado en Journal of Interdisciplinary History, Vol. 17, No. 1. http://www.jstor.org/stable/204134, accesado 20/05/08.
4. URIARTE, Edurne (2002) Introducción a la Ciencia Política. Tecnos, Madrid, pp.139-158
martes, 10 de junio de 2008
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