viernes, 19 de junio de 2009

gobernanza y administración pública

Resumen de Rhodes (2000) por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez

La marketización fragmentó los sistemas de prestación de servicios al distinguir en actores y organizaciones de los sectores público, privado y voluntario. Las redes, tan centrales para el análisis de gobernanza son una respuesta a esta pluralización de hechura de políticas.

La gobernanza puede usarse como un término global para significar el cambio en el sentido del gobierno, generalmente enfocado en la extensión y la forma de la intervención pública y en el uso de mercados y cuasi-mercados para la prestación de servicios ‘públicos‘. La gobernanza tiene dos ventajas: Primero, identifica y se enfoca en cambios clave en el gobierno (por ejemplo, las fallas en la marketización y las consecuencias no deseadas de la diferenciación). Segundo, presenta nuevos y distintivos cuestionamientos acerca del gobierno (por ejemplo, acerca de la reconfiguración del estado y de la pluralización en la hechura de políticas)

El enfoque de la gobernanza ofrece un relato distintivo, pero también deja algunos importantes asuntos sin resolver. Aunque hay un gran déficit democrático en la gobernanza, sabemos poco acerca de los prospectos de democratizar los dominios funcionales. Sabemos que las redes de gobernanza fallan, pero no sabemos como compensar tales fallas. La marketización socava la confianza, co-operación y reciprocidad en las redes. La complejidad organizacional oscurece la rendición de cuentas

La gobernanza no se trata sólo de gestión corporativa y marketización sino también de la naturaleza cambiante del gobierno y de cómo entendemos tales cambios. La cuestión clave planteada por cualquier enfoque anti-fundacional es “cual historia y dentro de cual tradición Las estructuras de gobierno solo pueden entenderse a través de las creencias y acciones de los individuos. Una etnografía política de las redes deberá enfocarse en la cuestión ‘cual interpretación de la gobernanza y dentro de cual tradición‘

 RHODES, R.A.W. (2000) “Governance and Public Administration”, en Jon Pierre (coord.) Debating Governance: Authority, Steering and Democracy, Oxford University Press, 54-90.

Debatiendo la Gobernanza

Resumen de Pierre (2000) por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez

La teoría de la gobernanza presenta un gran potencial para abrir formas de ver a las instituciones políticas, vínculos doméstico-globales, co-operación transicional, y diferentes formas de intercambio público-privado, en general, nuevas o emergentes formas de “dirigir“ que parecen estar reemplazando instrumentos de políticas más coercitivos y a sistemas de control en la coordinación institucional.

El rol del gobierno es visto en la gobernanza como un fenómeno contextual; la persecución del interés colectivo toma diferentes formas en contextos políticos e institucionales diferentes, y los gobiernos pueden ser ya sea la clave, el actor coordinador o simplemente uno de muchos jugadores poderosos en ese proceso, sin embargo el rol del estado es quizá el asunto más importante en la investigación sobre gobernanza.

Los elementos importantes de esta búsqueda han sido desregulación, desconcentración y descentralización, y otorgar a las autoridades locales, agencias y organismos semi-autónomos no gubernamentales las oportunidades para operar más cercanamente a los actores fuera de la esfera política en la sociedad.

Necesitamos reconsiderar nuestro entendimiento de los recursos del poder estatal y las capacidades institucionales del estado. Tales capacidades, parece ser, son un incremento en el alcance contingente de la habilidad del estado para lograr implementar recursos públicos y privados y para ejercer capacidades organizacionales públicas y privadas hacia objetivos comunes, donde la gobernanza ha emergido como un modelo alternativo de “dirigir“.

La teoría de la gobernanza nos ayuda a separar analíticamente las dimensiones normativas e institucionales del interés colectivo, a separar los objetivos de la voluntad colectiva de las estructuras institucionales del estado. Tal separación abre las posibilidades de un gran número de análisis de estrategias alternativas para perseguir el interés común, algo que está en el corazón de la gobernanza.

 PIERRE, J. (2000) “Conclusions: Governance Beyond State Strength”, en Jon Pierre (coord.) Debating Governance: Authority, Steering and Democracy, Oxford University Press, 241-246.

Globalización y modos regionalistas de gobernanza

Resumen de Payne (2000) por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez

El trabajo analizado vincula el concepto de globalización con gobernanza vía la noción del regionalismo, por medio de ejemplos actuales la Unión Europea (UE), el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), el punto de partida está fundado en el campo de la economía política internacional (IPE), en particular el discurso de la llamada ‘nueva‘ IPE, la cual ofrece una teoría crítica de la economía política global basada en un método de estructuras históricas, definido como configuración de fuerzas (capacidades materiales, ideas e instituciones) las cuales no determinan acciones sino que crean oportunidades e imponen restricciones.

El proceso de globalización como la pregunta de investigación clave y muchos análisis existentes sirven efectivamente para establecer el nuevo contexto estructural de una economía política globalizada. Lo que no hacen muy bien es desagregar el comportamiento de los diferentes agentes involucrados en el proceso de globalización.

La globalización ha sido vista de manera esencialista como determinada por el cambio tecnológico, el cual no permite escapatoria o incluso cursos alternativos de reacción, como no sea la adherencia, la imposición inevitable de convergencia de culturas, economías, sociedades, etc. Lo que se ha omitido o subestimado es que el proceso de globalización ha sido socialmente y políticamente construido por actores operando dentro de situaciones particulares incrustadas históricamente.

En particular, se considera que los estados han perdido su soberanía en la vieja hechura de políticas económicas y haber sido reducidos a competir entre sí por la provisión de la infraestructura humana y física que se requiere actualmente para atraer el capital global. Puesto de manera más contundente, el estado nación se ha vuelto irrelevante y no es más, posterior a la globalización, una unidad apropiada de análisis político.

PAYNE, Anthony (2000) “Globalization and Regionalist Modes of Governance”, en Jon Pierre (coord.) Debating Governance: Authority, Steering and Democracy, Oxford University Press, 201-218.

La gobernanza ha eclipsado al gobierno?

Resumen de Jordan, Wurzel y Zito (2005) por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez

Últimamente, la gobernanza es un concepto con buena difusión, pero hay algunos análisis empíricos del grado preciso en que la gobernanza ha o no ha eclipsado al gobierno. La adopción e implementación de (‘viejos‘ y ‘nuevos‘) instrumentos de políticas ofrece una útil piedra de toque analítica, porque la teoría de la gobernanza aún considera la regulación tradicional como la quintaesencia del gobierno. El patrón general del cambio de gobierno a gobernanza es altamente diferenciado entre sectores, entre jurisdicciones políticas e incluso entre los principales tipos instrumentales.

Lejos de eclipsar al gobierno, la gobernanza generalmente lo complementa, y en algunas ocasiones aún compite con él, señalan. Por eso resulta importante explorar las muchas complejas y variadas formas en las cuales gobierno y gobernanza interactúan en la hechura de políticas públicas. Si existe tal cosa como la ‘gobernanza‘, apuntan, debe manifestarse en la manera en que los estados seleccionan e implementan sus instrumentos de políticas.

Aunque la gobernanza es sin duda más importante que lo que era en 1970, el gobierno permanece –y probablemente continúe permaneciendo- dominante. Si la adopción de “nuevos“ instrumentos de políticas ambientales es empleada como simple piedra de toque de la gobernanza, entonces claramente no ha habido un cambio uniforme sistemática y espacialmente del gobierno a la gobernanza

La gobernanza puede emerger dentro del gobierno, e incluso, la gobernanza puede generar la necesidad de nuevo gobierno. El análisis empírico del uso de instrumentos de políticas sugiere que la gobernanza no ha eclipsado uniformemente o comprehensivamente al gobierno. Se han identificado instancias donde la gobernanza ha emergido dentro del gobierno, y cuando la gobernanza requiere de hecho nuevas formas de gobierno.

JORDAN, A., Wurzel, R.K.W., y Zito A.(2005) “The Rise of the ‘New‘ Policy Instruments in Comparative Perspective: has Governance Eclipsed Government?”, Political Studies, 53: 477-496.

El Partido Socialdemócrata y su evolución hacia un partido de todos


por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez

Introducción.

A continuación se analiza el estado del arte en torno a la socialdemocracia en las últimas dos décadas a nivel internacional, con la intención de comprender la presencia de esta ideología a nivel nacional y estatal, en la forma del Partido Socialdemócrata (PSD). Por lo tanto este trabajo se presenta en dos partes, una referente a la evolución y dilemas de la socialdemocracia a nivel mundial, y otra enfocada a la estructura política contemporánea y local específica del PSD, aclarando que esta distinción se hace con fines analíticos, y que este partido no es exclusivo de la influencia de esta ideología política conocida como socialdemocracia.

En una época en que la representatividad de la sociedad de los partidos está en tela de juicio, se analiza la manera en que algunos de ellos se transforman en la búsqueda de un discurso que los refuerce, buscando en la profundidad de sus raíces ideológicas (PRI), otros buscan en su identidad un vínculo con la izquierda internacional, aglutinando corrientes ideológicas diversas de la izquierda en nuestro país (PRD), y otros asumen de manera más directa los ideales de la socialdemocracia, aunque todavía en una fase incipiente de consolidación electoral (PSD).

Lo que resulta apreciable, es el hecho que algunos autores señalan de que los partidos políticos hoy como nunca son fuertes en las democracias, pero sufren de un divoricio con los ciudadanos (Martínez, 2009: 40), lo cual nos lleva a reconsiderar el grado de representación que como ciudadanos podemos esperar de ellos. Aquí se señala lo que podría denominarse como 4 hipótesis relevantes difundidas en cien años de bibliografía partidista:

1)    Los partidos perjudican la democracia, razón por la cual deben desaparecer (Ostrogorski citado en Martínez, 2009: 40)

2)    Los partidos de masas son las organizaciones del futuro (Duverger citado en Martínez, 2009: 40)

3)    Los partidos están en crisis y serán sustituidos por movimientos y otras formas de organización social (Lawson y Merkl citados en Martínez, 2009: 40)

4)    Los partidos se han transformado y revitalizado (Katz y Mair citados en Martínez, 2009: 40)

El mismo autor, en un ejercicio crítico, nos ofrece respectivamente cuatro objeciones académicas:

1)    Los partidos son un fin en si mismo y no un medio para la realización de ideales políticos (Weber citado en Martínez, 2009: 40)

2)    Ya en los años de la década de 1950 los partidos de masas e ideológicos son una excepción (Kirchheimer, Epstein, citados por Martínez, 2009:40)

3)    La debilidad del partido de masas no conforma una crisis de partido sino su fortalecimiento mediante otro engranaje y desempeño (Webb citado en Martínez, 2009: 40)

4)     Aunque renovados, estables y eficaces, los partidos están de/generando en una reprobable “democracia sin demos“ (Mair citado en Martínez, 2009: 40)

Partido de todos o atrapa-todos

Con estos antecedentes se busca plantear las preguntas que dan lugar al presente ensayo, y son ¿El partido socialdemócrata de México se está transformando de un partido de todos (catch-all party) en su estrategia y plataformas electorales actuales? ¿Qué papel juega el PSD en la socialdemocracia internacional y latinoamericana? ¿cuáles son sus perspectivas en las elecciones intermedias en puerta a nivel nacional y local?

Para iniciar este análisis, conviene retomar tres explicaciones que da Martínez a por las que los conceptos de partidos son abundantes y vagos:

1.     los partidos no son lo mismo en todo tiempo y lugar, es un concepto polisémico condicionado por su impronta geográfica, histórica y evolutiva.

2.     La definición no unívoca de un partido es resultado también de debates académicos sin consenso, la idea de que tendría como cualidades la unidad interna, una tarea normativa y una ideología privativa, es negado y combatido por otros conceptos.

3.     El relativismo conceptual, aunque reflejo de debates provechosos, lo es también de la incapacidad de la ciencia política para construir categorías de mayor rigor y exactitud. (Martínez, 2009: 42)

Dado que se pretenden explicar las condiciones que han dado lugar a la evolución contemporánea del partido socialdemócrata de México en lo que los politólogos estudiosos de los partidos han observado como el paso del partido de masas, altamente ideologizado, hacia un partido de todos a partir de un incremento en el pragmatismo funcional, conviene enlistar las características del partido catch-all en la categorización de Katz y Meir (2004)

·      Surge de la posguerra europea

·      Su grado de inclusión socio-política es correlativo al sufragio universal

·      Tiene un nivel menos concentrado de distribución de los recursos políticos relevantes

·      Entre sus principales objetivos importantes de la política destaca la mejora social

·      La base de la competición partidista es la efectividad política

·      Tiene un modelo electoral competitivo

·      La naturaleza del trabajo de partido y de la campaña es intensivo en capital y en trabajo

·      Su fuente principal de recursos son las contribuciones provenientes de numerosas fuentes

·      Las relaciones entre afiliados y élite del partido es de arriba abajo; los militantes son animadores organizados de las élites

·      El carácter de su militancia es abierta a todos (heterogénea) e incentivada; la pertenencia es marginal en la identidad del individuo

·      En lo referente a los canales de comunicación, el partido compite por los canales no partidistas de comunicación

·      La posición del partido entra la sociedad civil y el Estado, puede definirse por la competencia en la intermediación

·      Su estilo de representación es empresarial

En este punto, se recurre a Kirchheimer como un autor fundamental en la explicación del partido de todos, para quien el fracaso de los partidos proletarios de masas en la integración en el sistema político reconocido, y el fracaso de los partidos burgueses en la revolución hacia partidos de integración se condicionan mutuamente (Kirchheimer, 1980: 329). Esta idea se refuerza en Pzeworski, que señala que La organización de la política sobre la base de las clases no es inevitable, no obstante que la posición de clase estructura la experiencia diaria del individuo, genera un determinado tipo de conocimiento, dota a las gentes de unos determinados intereses y, bajo determinadas circunstancias, puede incluso evocar un sentimiento de similitud de algo que se comparte, no obstante, nos dice, los líderes de los partidos de clase se ven  obligados a elegir entre un partido homogéneo en su atractivo de clase pero condenado a perpetuas derrotas electorales o un partido que lucha por la victoria electoral a costa de diluir su orientación de clase (Przeworski, 1988: 118-21)

Przeworski señala que la abstención electoral nunca ha sido una opción viable para los partidos obreros, pero la participación tampoco podía ser meramente simbólica. Siempre y cuando la competición democrática ofrezca a los diferentes grupos una oportunidad de hacer progresar algunos de sus intereses a corto plazo, todo partido político que pretenda movilizar a los trabajadores  tiene que aprovechar la oportunidad (Przeworski, 1988: 21). Para Kirchheimer, el partido de todos es el partido de integración por definición, nacido en una época de diferencias de clase más profundas y de estructuras confesionales más claramente reconocibles, se transforma en un auténtico partido popular, en un partido de todo el mundo (catch-all party), para lo cual renuncia a los intentos de incorporar moral y espiritualmente a las masas y dirige su atención ante todo hacia el electorado; sacrifica, por tanto, una penetración ideológica más profunda a una irradiación más amplia y a un éxito electoral más rápido (Kirchheimer, 1980: 331) Lo anterior puede ilustrarse al revisar los estatutos del partido socialdemócrata de México, enunciados en términos tan generales como:

Quienes constituimos el Partido Socialdemócrata creemos en las instituciones de la democracia, en su eficacia y en su papel como garantes de la pluralidad y de la convivencia colectiva, en la legalidad y sus instrumentos, así como en las vías pacíficas para el cambio social, por lo que manifestamos nuestra adhesión y compromiso con ellas. (Partido Socialdemócrata, 2009: 1-2 Estatutos)

Kirchheimer reconoce tres etapas en el proceso de transformación de los partidos de base clasista, donde el estadío actual, más o menos avanzado, es en el que los partidos intentan alcanzar todas las partes de la población, y algunos pretenden aún mantener firmemente ligado su electorado particular, la clase trabajadora en este caso, y al mismo tiempo incorporar otras capas de electores (Kirchheimer, 1980: 331). Para Przeworski, por su parte, los socialdemócratas no han sido capaces de convertir las elecciones en un instrumento de transformación socialista. Para este autor, lo que los partidos socialdemócratas están obligados a hacer para ser eficaces en las elecciones es buscar aliados que se unan a los obreros bajo la bandera del socialismo, pero a la vez minan esa ideología que es la fuente de su fuerza entre los trabajadores. Como este autor establece, no pueden seguir siendo un partido exclusivamente obrero, pero no pueden dejar de ser un partido obrero (Przeworski, 1988: 41). Otro autor que se ha ocupado de ello es  Denitch, para quien el control social democrático de la economía y el sistema financiero debe incluir también inevitablemente el uso de un Estado democráticamente controlado con una administración controlada popularmente y responsable (Denitch, 2000: 43) El proyecto socialista de avanzar hacia una nueva civilización humana ha de estar inspirado y permeado por el feminismo moderno y ser socialmente responsable, antielitista y ecológico. Esta transformación puede verse en la generalidad con que se plantean temas con poca posibilidad de debate, es decir, sobre los que existe un consenso generalizado por considerarse políticamente correctos:

El nuestro, es un partido defensor de los derechos inalienables de la persona, de los derechos civiles, políticos y sociales, así como de los derechos a la diferencia y a un desarrollo sustentable. (Partido Socialdemócrata, 2009: 1-2 Estatutos)

Como se puede ver, este planteamiento ayuda a analizar las transformaciones que el partido socialdemócrata viene presentando, en la forma de una mayor apertura hacia su militancia y electorado, y es que, como señala el autor, la tradición y la estructura tanto social como profesional pueden poner límites a la irradiación de un partido o abrirles capas potenciales de electorales, donde pequeñas diferencias entre las aspiraciones de distintos grupos, por ejemplo entre empleados y trabajadores, pueden ser salvadas si se pone el acento especialmente en aquellos puntos del programa que favorecen a ambos (Kirchheimer, 1980: 332)

Asumimos la identidad política e ideológica de la socialdemocracia y reconocemos en ella la mejor expresión de la izquierda democrática, cuyos principios y propuestas programáticas han significado, en otras sociedades, la posibilidad y la vía más eficaz para la construcción de un piso común de igualdad y mayor bienestar social; así como la garantía de los derechos y las libertades de las personas y las minorías, en el marco de un desarrollo económico competitivo, sostenido y sustentable. Representa, por lo tanto, una izquierda de valores, solidaria y democrática, conforme a los principios de justicia social y libertad inherentes a la tradición socialdemócrata, como la alternativa de cambio para el México del siglo XXI. (Partido Socialdemócrata, 2009: 1-2 Estatutos)

Aunque Kirchheimer establece que, por regla general, sólo los partidos grandes pueden convertirse con éxito en partidos de todo el mundo, el mismo autor define una serie de condiciones que deben cumplir los partidos para convertirse en partido de todo el mundo actualmente:

a)     Posponer de modo radical los componentes ideológicos del partido

b)    Mayor fortalecimiento de los políticos situados en la cumbre del partido

c)     Desvalorización del papel del miembro individual

d)    Rechazo de un electorado de base confesional o clasista

e)     Esfuerzo por establecer lazos con los más diferentes grupos de interés (Kirchheimer, 1980: 334-7)

Más adelante señala que un partido puede beneficiarse de las decisiones impopulares de sus adversarios, pero tal beneficio es con más frecuencia un subproducto del desarrollo político que el resultado de un duelo entre gobierno y oposición, con papeles y decisiones claramente distribuidos (Kirchheimer, 1980: 343), lo cual puede ejemplificarse en el carácter denunciatorio de la siguiente parte de los estatutos:

El Partido Socialdemócrata somos un partido político que ha nacido con una intención esencial: actuar en el espacio público a través de la movilización social, la participación electoral y la elaboración de propuestas programáticas y de políticas públicas, para enfrentar al más importante y viejo problema de México: la desigualdad persistente. (Partido Socialdemócrata, 2009: 1-2 Estatutos)

Para la socialdemocracia tradicional europea, la participación electoral se basaba en la creencia de que la democracia no sólo es necesaria sino que es suficiente para alcanzar el socialismo (Przeworski, 1988: 27), como puede verse:

La estructura orgánica del Partido está basada en los principios y métodos democráticos, que reconocen el principio de la mayoría y el respeto de los derechos de las minorías y las personas. (Partido Socialdemócrata, 2009: 15, Cap VI, Art. 29 Estatutos)

 

Dentro de la visión del mundo socialdemócrata reforma y revolución no requieren una elección. Para que tenga lugar la “revolución social“, dice Przeworski, es suficiente el camino de las reformas…cuantas más reformas y más rápidamente se introduzcan, más cerca estará la revolución social, buscando mitigar los efectos del capitalismo e ir transformándolo pieza por pieza terminaría conduciendo a una total reestructuración de la sociedad (Przeworski, 1988: 43)

Esos compromisos se complementan con los valores de la igualdad social, la redistribución de la riqueza, la revalorización del trabajo urbano y rural, el respeto a las identidades indígenas que se ajuste a un orden constitucional legítimo, la igualdad entre mujeres y hombres, los reclamos ambientalistas, la defensa de los derechos y la dignidad de los migrantes, la lucha contra la discriminación, la tutela de los derechos de las minorías, la procuración de una inserción global equilibrada de México en el mundo, la generación de derechos de bienestar para todos los ciudadanos y la defensa local de los derechos humanos. (Partido Socialdemócrata, 2009: 1-2 Estatutos)

Como puede verse, en palabras de Przeworski, no es el proletariado el que se está organizando y formando una clase: son toda una serie de gentes diversas, algunas de las cuales están excluidas del sistema de producción (Przeworski, 1988: 108), Para autores como Denitch, no cabe duda que un público importante para el renacimiento de la política socialdemócrata amplia de izquierda es el de las mujeres (Denitch, 2000: 17)

Para Przeworski, la identidad colectiva, la solidaridad de grupo, y el compromiso político se van forjando de manera continuada –toman forma, se destruyen, se vuelven a modelar- como resultado de conflictos en cuyo curso partidos políticos, escuelas, sindicatos, iglesias, periódicos, ejércitos y corporaciones luchan para imponer a las masas una determinada imagen de sociedad (Przeworski, 1988: 117)

La división de la sociedad en clases no da por resultado obligatorio la organización de la política sobre la base de las clases (Przeworski, 1988: 118). Como señala de manera acertada un analista político “No puedes gobernar contra el dinero, le tienes que poner  reglas, eso sí“ (Curzio, 2009), y es que, como señala Denitch, los apologistas del sistema capitalista hablan como si éste fuera indispensable y, de hecho, la única vía para la transición de los antiguos sistemas autoritarios monopartidistas hacia la democracia estable, y es que, a decir de Denitch, el viejo debate sobre las perspectivas del socialismo y el capitalismo ha dado un giro radical después del otoño de 1989 cuando el socialismo, o más bien la caricatura grotesca que de él existió con los regímenes del Partido Comunista, implosionó (Denitch, 2000: 7-8), y el socialismo no consiste en otra cosa actualmente que en el empleo total, la igualdad, y la eficiencia (Przeworski, 1988: 273). Para otros autores como Aguirre, esta muy claro que por competitividad la socialdemocracia debe dejar de lado posturas ideológicas entre los estatal y lo privado, y desplazarse a un plano objetivo donde lo primordial sea crear las condiciones necesarias para el crecimiento sostenido de la economía (Aguirre, 2001: 87)

La socialdemocracia en América Latina y en México.

La socialdemocracia llega a América Latina a raíz de la ºola democratizadora“ dando lugar al surgimiento de un buen número de partidos políticos y organizaciones. Algunos teóricos de la socialdemocracia en nuestro país, declaran que los partidos socialdemócratas latinoamericanos trabajan para instituir una tercera vía que represente una alternativa transformadora diferente, capaz de superar fracasos de gobiernos guiados por el nacional-populismo y el neoliberalismo. Lo que se propone es una estrategia de reconstrucción económica y social de naciones latinoamericanas con una perspectiva humanista contra los desenfrenos y abusos del capitalismo de libre mercado, recetas del Fondo Monetario Internacional, aunque con claras distancias con los desastrosos equívocos del populismo y voluntarismo de la izquierda tradicional (Aguirre, 2001: 83)

La viabilidad de la socialdemocracia en América Latina ha sido cuestionada fuertemente por autores como Touraine, para quien esta propuesta de aplicación es incongruente, ya que la socialdemocracia se define por la predominancia de la categoría social sobre la categoría política, y la vida política en América Latina se define por la preeminencia de las categorías políticas sobre las sociales (Touraine citado en Aguirre, 2001: 85). Por su parte, Pinto señala que la socialdemocracia surge en sociedades de clases integradas en relaciones de producción características de una sociedad industrial, mientras que en América Latina, por el contrario, hablamos de sociedades débilmente estructuradas, con muy poca heterogeneidad estructural (Pinto citado en Aguirre, 2001: 85)

La realidad es que, como señala Aguirre, la socialdemocracia ha pasado sin éxito en América Latina en lograr sociedades justas contra populismo y corrupción generalizada, obligados a asumir políticas neoliberales (Aguirre, 2001: 87). Los mandatarios de ideología socialdemócrata expresa como Alan García (Perú); Carlos Andrés Pérez (Venezuela); Fernando Henrique Cardoso (Brasil); Fernando de la Rúa (Argentina); y Lagos (Chile), no han logrado consolidar un régimen de largo plazo en sus respectivos países, ya que en la mayoría de los casos, sus administraciones han sido cuestionadas y castigadas con la alternancia opositora. La presencia en la Sección latinoamericana de la Internacional Socialista de nuestro país se concreta a la incorporación, desde 1996 y a iniciativa de Porfirio Muñoz Ledo, del PRD partido miembro de pleno derecho, y del PRI partido consultivo, Si bien la Internacional Socialista es sin duda la organización más importante de la socialdemocracia, no detenta de ninguna manera un monopolio de las iniciativas y de los partidos socialdemócratas. Hay, para empezar, una serie de partidos que son estatistas, como el PRI en México…que a veces se presenta como la “socialdemocracia realmente existente“. Denitch difiere de la opinión de que el Partido Demócrata en Estados Unidos sea un partido socialdemócrata; lo más que se puede decir, observa, es que las fuerzas socialdemócratas en Estado Unidos, incluido el movimiento obrero, trabajan dentro del marco del Partido Demócrata (Denitch, 2000: 23-5)

La respuesta parece estar en la responsabilidad frente a los asuntos del desarrollo, acumulación, crecimiento económico, redistribución del ingreso y políticas de bienestar, que son los temas estratégicos donde se debe distinguir a la socialdemocracia de las corrientes neoconservadoras y neoliberales (Aguirre, 2001: 87)

Para Aguirre, la división de responsabilidades entre estado y mercado no debe discutirse como una cuestión de principios sino de instrumentos, es por ello que se debe hallar un mejor camino para la prosperidad y la justicia social, el tema central que dará sentido a la socialdemocracia será definir alcances y límites del Estado (Aguirre, 2001: 88)

En América Latina, observa este autor, la alternativa socialdemócrata debe constituir ante todo un proyecto integrador que reafirme la cohesión social y la identidad nacional, rompiendo barreras impuestas por pobreza, desempleo, falta de oportunidades y cualquier otra manifestación que suponga procesos de exclusión, de marginalidad y de segmentación en nuestra sociedad. Es inminente la necesidad en México de una opción política de centroizquierda capaz de competir efectivamente por el poder, de 52 organizaciones que informaron al IFE su intención en 2001 de registrarse para competir en los comicios federales del 2003, 6 eran de expresa orientación socialdemócrata (Aguirre, 2001: 96-9)

Al interior del PRI, por ejemplo, se observa la necesidad de convertir al ex partido invencible en una organización socialdemócrata, este fue uno de los temas estratégicos en la XVIII Asamblea, desde entonces, puede identificarse la denominada Corriente Renacimiento, protagonizada por personajes como Genaro Borrego, Oscar González, Roberto Campa y Margarita González Garrio. Dentro del PRD, por su parte, destaca la fracción socialdemócrata, que pudiera identificarse con la Nueva Izquierda, liderada por Jesús Ortega, destacando además algunos pronunciamiento socialdemócratas de Amalia García. Cabe señalar también, los esfuerzos de Democracia Social y Convergencia por la Democracia, que constituyen los antecedentes de la socialdemocracia en México, y que son muy recientes. La polémica de que el PRI con su exacerbado pragmatismo era esencialmente un partido socialdemócrata, se fundamenta en que construyó importantes  organizaciones sociales, en la utilización  retórica del “nacionalismo revolucionario“, así como su lema “Democracia y Justicia Social“, pero a decir de Aguirre, no puede considerarse socialdemócrata un partido político que nunca ha sido demócrata. Incluso del PRD, que nace de una corriente democrática del PRI, el autor considera que hereda la vieja política autoritaria y vertical, que lo mantienen aferrado a viejas recetas estatistas, tales como gastos públicos elevados, desbalance fiscal, dotación indiscriminada de subsidios, aunque señala, éstas son prácticas que la izquierda moderna ha eliminado de sus propuestas (Aguirre, 2001: 99-100)

Nuevos partidos socialdemócratas, como Democracia Social que participó en 2000 elecciones federales, en la figura de Gilberto Rincón Gallardo, integran una serie de preocupaciones como la exclusión social, grupos marginados, sistema institucional democrático eficaz, nuevo espacio público para la sociedad mexicana, así como una inserción equilibrada de México en el mundo. Convergencia por la Democracia, encabeza la tesis de la socialdemocracia renovada moderna, fundada en necesidades concretas de la sociedad mexicana: medidas para la superación de la pobreza, rescate del campo, mejoramiento de las condiciones de vida de la población, una reforma laboral equitativa, reforma democrática del estado de largo alcance, y en general superar la marginación (Aguirre, 2001: 102)

El Partido Socialdemócrata, hasta 2008 conocido como Alternativa Socialdemócrata, Partido Político Nacional y hasta 2007 Alternativa Socialdemócrata y Campesina, es un partido político mexicano fundado en 2006 y que participó por primera vez en las elecciones de 2006. El partido tiene una ideología de izquierda en el ámbito social (lo que ellos llaman "Nueva izquierda") y, como su nombre lo dice, de socialdemocracia, sin embargo sus miembros se declaran defensores de una política de libre mercado con sentido social dentro de la globalización, ideología propia del liberalismo. Sin embargo, basa sus propuestas en temas polémicos: la concesión de derechos a los homosexuales; la legalización de la muerte asistida, el aborto y las drogas. También se pronuncia por las energías limpias, entre otras medidas para la protección del medio ambiente y los derechos de las minorías. En su plataforma ideológica, los temas fundamentales son el papel del Estado en la economía, el perfil de las nuevas políticas sociales, el perfeccionamiento del régimen democrático, políticas concretas de beneficio para los diversos sectores sociales (Aguirre, 2001: 105)

El escenario local del Partido Socialdemócrata

Aunado al hecho de que la ideología socialdemócrata está fuertemente impregnada en el discurso del candidato PRD-PT a la gobernatura de San Luis Potosí, Juan Ramiro Robledo, el PSD es uno de los partidos, junto con el PVEM, que participan en coalición con el PRI en la figura de Fernando Toranzo. Para valorar la dimensión de la posible influencia que este partido político pudiera tener en las próximas elecciones, conviene analizar los resultados de los comicios federales de 2006. En la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, el Partido Alternativa Socialdemócrata obtuvo 1,128,850 votos, un 2.70 % de la votación total, en el Estado de San Luis Potosí,  23648, un 2.48 % del total de la votación, obteniendo la mayoría de esos votos en los distritos correspondientes a los municipios de San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez (IFE. 2006)

La siguiente fuerza después de los tres partidos mayoritarios PAN (35.89%), PRD-PT-Convergencia (35.31%) y PRI-PVEM (22.26 %), el siguiente después de Alternativa Socialdemócrata es el PANAL (0.96%), cabe señalar que entre votos nulos y votos por candidatos no registrados se tiene un 2.87 % y que la elección referida contó con un porcentaje de participación ciudadana del 58.55 % del total de la lista nominal (IFE, 2006)

En la Elección de Senadores por el principio de Mayoría Relativa, en las mismas elecciones, el partido Alternativa Socialdemócrata obtuvo el 1.90 % de la votación total (787,425 votos), de la cual en San Luis Potosí obtuvo el 1.51% con 14,231 votos, los cuales se concentraron una vez más en los distritos comprendidos en los municipios de San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez, obteniendo la mas baja votación en el distrito que comprende el municipio de Rioverde (0.68%) RP 795,730

En la Elección de Diputados por el principio de representación proporcional, el resultado de la votación otorgó al Partido Alternativa Socialdemócrata el 2.05 % de la misma, de la cual obtuvo el 1.56 % en la entidad federativa de San Luis Potosí, repitiendo las tendencias de la elección de Senadores en lo referente a mayor y menor concentración por distritos (IFE, 2006)

En todos los casos, el rango de porcentajes de votación por el Partido Socialdemócrata osciló en el rango del 0-10 % de la votación nacional por este partido que fue de 850,989. El escenario en el futuro inmediato es alentador para este partido, ya que en una reciente encuesta, se señala que los 4 partidos autoclasificados de izquierda (PRD, PT, CONVERGENCIA y PSD) en mayo de 2009 acumulan 22 puntos porcentuales. En la preferencia partidista, el porcentaje que votaría por el PSD se incrementó en un 0.4 % entre diciembre 2008 y mayo 2009, pasando de 31.9 a 32.3  La preferencia para diputado federal en mayo 2009 ubica al PSD en último lugar con 0.7 de preferencia efectiva (Mitofsky, 2009)

Bibliografía

1.     AGUIRRE, Pedro (2001) La Alternativa Socialdemócrata. Fundación por la Socialdemocracia de las Américas. México, D.F. 219 p.

2.     CURZIO, Leonardo (et al) (2009) Versión estenográfica del programa Primer Plano. XE IPN TV Canal Once, 1 de junio de 2009.

3.     DENTICH, Bogdan (2000) ¿Qué Futuro Para Qué Clase de Socialdemocracia? Centro de Invesigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. Universidad Nacional Autónoma de México. México, D.F., 49 p.

4.     IFE (2006) Estadística de las Elecciones Federales de México. www.ife.org.mx consultado el 15 de junio de 2009.

5.     KATZ, Richard S.; y Meir, Peter (2004) “El Partido Cartel. La transformación de los modelos de partidos y de la democracia de partidos“, en Zona Abierta 108/109, pp. 9-41.

6.     KIRCHHEIMER, Otto (1980) “El Camino Hacia el Partido de Todo el Mundo“, en Lenk, Kurt; y Neumann, Franz. Teoría y Sociología Críticas de los Partidos Políticos. Anagrama, Barcelona, pp. 328-347.

7.     LUEBBERT, Gregory M. (1997) Liberalismo, fascismo o socialdemocracia. Clases sociales y orígenes políticos de los regímenes de la Europa de entreguerras. Prensas  Universitarias de Zaragoza, España, 611 p.

8.     MARTINEZ González, Victor Hugo (2009) Partidos Políticos; un ejercicio de clasificación teórica. Perfiles Latinoamericanos, Año 17, número 33, enero-junio de 2009, FLACSO, México, pp. 39-63.

9.     MITOFSKY (2009) Reporte de Consulta, mayo 2009, www.consulta.com.mx accesado el 15 de mayo 2009.

10.  PICO, Josep (1992) Los límites de la socialdemocracia europea. Siglo veintiuno, Madrid, 354 p.

11.  PRZEWORSKI, Adam (1988) Capitalismo y socialdemocracia. Alianza Universidad, Madrid, 293 p.

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sábado, 13 de junio de 2009

Gobernanza como teoría


por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez

El término gobierno se refiere a las instituciones formales del estado y su monopolio del poder legítimo coercitivo, caracterizado por su aptitud para tomar decisiones y su capacidad para hacerlas cumplir. Se refiere a procesos formales e institucionales que operan al nivel de nación estado para mantener el orden público y facilitar la acción colectiva.

El proceso de gobernanza, por su parte, se trata básicamente de un cambio de patrón en los estilos de gobernar, el cual lleva a resultados equiparables a los de las instituciones tradicionales del gobierno, pero que tiene que ver en última instancia con crear las condiciones para el orden regulado y la acción colectiva, se refiere al desarrollo de estilos de gobierno en los cuales los límites entre y dentro de los sectores público y privado se han vuelto difusos. Su esencia es que se enfoca en mecanismos de gobierno que no se basan en el recurso de la autoridad y sanciones del gobierno.

La gobernanza es un código para menos gobierno, involucra un reconocimiento de los límites del gobierno. No obstante, el valor de la perspectiva de gobernanza se basa en su capacidad de proveer un marco para entender los cambiantes procesos del gobierno, para lo cual se presentan cinco proposiciones que estructuran la discusión de la gobernanza:
1.     Gobernanza se refiere a un conjunto de instituciones y actores que están próximos, pero también más allá del gobierno.
2.     La gobernanza identifica la disolución de límites y responsabilidades para abordar asuntos sociales y económicos.
3.     La gobernanza identifica la dependencia de poder complejas en las relaciones entre instituciones involucradas en la acción colectiva.
4.     La gobernanza se trata de redes de actores autónomas auto-gobernadas.
5.     La gobernanza reconoce la capacidad de lograr que las cosas se hagan la cual no se basa en el poder del gobierno de mandar o usar su autoridad. Ve al gobierno como capas de usar nuevas herramientas y técnicas para dirigir y guiar.

STOCKER, G. (1998) “Governance as Theory: Five Propositions“, International Social Science Journal, 155: 17-28.

Gobernanza nacional, regional y global


por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez

El concepto de gobernanza ha ido incrementando su uso desde la década de 1980 para describir la hechura de políticas en las arenas nacional, regional y global. La noción común parece ser el cambio de locus de la autoridad política. La flexibilidad del concepto ayuda a explicar su creciente popularidad, pero los usos diversos del término también restringen su utilidad.

Por lo tanto, la gobernanza debe ser entendida como un fenómeno general a nivel nacional, regional y global, y puede ser universalmente definida por la fragmentación de la autoridad política en siete dimensiones: geografía, función, recursos, intereses, normas, toma de decisiones, e implementación de políticas.

La gobernanza es usada principalmente de cuatro maneras a nivel nacional y subnacional:

1.     Como categoría genérica, sinónimo de conceptos como sistema político o estructura del estado.

2.     Referente a la reforma de la administración pública, principalmente la devolución de autoridad política de agencias administrativas nacionales a cuerpos subnacionales, como concejos locales, ciudades y comunidades, incluyendo también el nuevo gerencialismo.

3.     Respecto a sectores de políticas particulares.

4.     Análisis de gobernanza corporativa.

A nivel regional el uso del término es menos variado, casi exclusivamente se refiere a toma de decisiones multinivel. A nivel global, por su parte, denota estructuras y proceso políticos relativos a políticas de desarrollo internacional. Rara vez la gobernanza es utilizada con un solo significado entre diferentes niveles de análisis, siendo la principal excepción la noción de buena gobernanza.

Los principios de redefinición propuestos por el modelo de la nueva gestión pública, son la oferta competitiva, incentivos al desempeño, y auditoría interna dentro de una estructura descentralizada y orientada al cliente, para incrementar la rendición de cuentas, transparencia y participación de la sociedad civil.

KRAHMANN, E. (2003) “National, Regional, and Global Governance: One Phenomenon or Many?” Global Governance, 9: 323-346.