miércoles, 21 de octubre de 2009

Reseña de “La invitación al matrimonio. Una aproximación a las redes de sociabilidad de la pareja“ de Florence Maillochon


por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez

El artículo muestra, a través de un interesante análisis de casos, las redes de sociabilidad que existen en torno al fenómeno social de la invitación a la ceremonia de matrimonio, en una selección de casos ubicados en Francia, para analizar las lógicas y dudas que preceden a la selección de invitados. Con ello busca matizar el carácter substancialista que se atribuye generalmente a las redes, el cual la autora cuestiona al reconocer el papel que juegan el reconocimiento afectivo y social en la posible evolución de la proyección afectiva. De esta manera, pretende mostrar al acto de invitar y aceptar la invitación a una ceremonia nupcial, como una acción preformativa que permite construir y proyectar a futuro, la cual pretende demostrar que se encuentra condicionada por las posiciones sociales de los actores involucrados en el proceso.

La elaboración de una lista de invitados no es una operación neutral, ya que tiene la función preformativa de la red que contribuye a establecer. Es por ello que al término del evento las relaciones de los contrayentes se modifican a nivel simbólico y práctico. La hipótesis de la autora es que el proceso de elaboración de la lista no es sólo el registro de una red afectiva asociada al pasado, sino también una estimación ulterior y del reconocimiento social que promete o augura para el futuro.

Las dinámicas sociales analizadas en la red de sociabilidad en torno al fenómeno, conllevan la aceptación de que se tiene como objeto de estudio una red parcial y parcializada, donde diferentes condiciones de tipo estructural, formal y financiera, limitan y redefinen dicha red, siendo además influencias por las diferentes condiciones del contexto. La relación de invitación se entiende por su carácter socialmente construido, que obedece a acuerdos, elecciones y presiones en su elaboración.

La metodología consiste de un corpus de 25 casos, donde se limita a las variaciones particulares al acotar características tales como la diversidad sociogeográfica y sociodemográfica de los casos, de la cual se excluyeron las invitaciones familiares para enfocarse en las relaciones amistosas, se profundizó en ellas por medio de dos entrevistas semi dirigidas y un breve cuestionario biográfico, se definieron el origen y la antigüedad del vínculo, para con ello delimitar la naturaleza actual de la relación y la frecuencia de la misma.

Después de describir a la invitación como una relación amical pasada y futura, en donde los contrayentes por medio de una elección libre definen la manera en que invitarán a las personas que “cuentan“ para ellos. Esta certidumbre y libre elección que resiste a toda justificación representa el principio generador para la definición del fenómeno, donde la lista describe como se viven y se constituyen las relaciones personales. Si bien se reconoce la intensidad y familiaridad de la relación, así como a la frecuencia de interacción como los dos principales criterios de elección para elaborar la lista, también se observa que estas dos posiciones son difíciles de objetivar, ya que se presentan de maneras muy diversas, y es que debido al carácter polimorfo de las relaciones, definir un vínculo social no es fácil ni trivial.

Además, se plantea que la lista no solo expresa un vínculo entre los implicados, sino que también muestra la naturaleza del evento que buscan los contrayentes, ya que resulta imposible pensar por separado el tipo de festejo y la selección de los invitados, debido a que cada una de estas dos dimensiones condiciona a la otra. Así, tenemos a la proximidad como una estrategia de adaptación a las limitaciones presupuestales y logísticas de definición de la lista, lo cual presenta una dificultad estructural para los contrayentes, ya que pueden existir distintos vínculos que cada uno de ellos puede mantener con la misma persona.

La evidencia empírica le muestra a la autora que dentro de los casos observados se presenta al grupo de invitados que no responde a un criterio homogéneo e indiferenciado, además de que existe una presencia significativa de invitados con relaciones débiles con los contrayentes, lo cual le sugiere que el criterio de elección de los “imprescindibles“ no es del todo emotiva, y obedece también a otro tipo de racionalidades. Esto quiere decir que dentro de estas grandes redes de amigos, pocos son los que acumulan todos los índices de proximidad relacional con cada uno de los esposos. Es por ello que el carácter de obviedad en la elaboración de dicha lista debe ser reconocido como relativo, al ser producto de una elección gobernada por otros principios distintos a la simple voluntad de inclusión afectiva. Además, las limitaciones financieras no son las únicas que determinan la selección.

Reconocer la fuerza preformativa de la invitación, implica aceptar que ésta no solo expresa un relación o vínculo de amistad, sino que la crea y la enaltece, esto es, que invitar y aceptar la invitación no solamente implica un acto pasivo de inclusión, sino también un acto de producción y reproducción del medio amical, como en el caso de invitaciones hechas para retomar un contacto o abrir un posible futuro. En la red social, la invitación es vista como expresión de una trayectoria o de una proyección social, que no representa de modo alguno un acto neutro, ya que promueve o excluye una relación y, por lo tanto, tiene un límite relativo y arbitrario como toda división.

Ya que las fiestas son un escenario importante para los encuentros, en la lista de invitados podemos observar “mapas sociales“ que evocan diferentes grupos de invitados como estratos de la existencia de los contrayentes, y como una evidencia del efecto compositivo en torno a una trayectoria social. Con ello se afirma que los amigos invitados son seleccionados por su pasado afectivo y su posición social, y que su presencia representa una trayectoria histórica socialmente correcta a través de las distintas etapas d la vida afectiva de cada uno de los esposos. Los invitados narran el pasado social autorizado por los contrayentes en función de la situación, y aquellos atestiguan un anclaje social ligado a orígenes y a representación actual en función de lo que son y de lo que planean convertirse.

Dentro de las conclusiones destaca el hecho de que la dimensión afectiva no parece ser la más importante en la elección de invitados, sino que la dimensión social también presenta una gran relevancia. Se observa que para comprender lo que está en juego en una red de tipo ego-centrado, como la que representan los contrayentes como una unidad con respecto a los invitados, es necesario examinar las relaciones en las que se apoya bajo la forma de reciprocidad. Este análisis de reciprocidad implica vincular y comparar las relaciones individuales, ya que la invitación no puede ser analizada fuera del contexto social en que se presenta, y no es posible pensar los atributos de forma y contenido de dichas relaciones sin tener en cuenta los atributos de las personas asociadas por ella.


MAILLOCHON, Florence (2009) “La invitación al matrimonio. Una aproximación a las redes de sociabilidad de la pareja“. En REDES – Revista hispana para el análisis de redes sociales Vol. 16 num. 5, Junio 2009, pp.128-158

miércoles, 14 de octubre de 2009

Resumen de “Análisis de redes sociales o como representar las estructuras sociales subyacentes“ Sanz (2003)


Por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez




SANZ Menéndez, Luis (2003) Análisis de redes sociales: o cómo representar las estructuras sociales subyacentes. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Unidad de Políticas Comparadas. Documento de Trabajo 03-07 pp 20-29.

El artículo se centra en la representación de las estructuras sociales subyacentes. Para Sanz, el análisis de redes es una aproximación intelectual amplia para identificar las estructuras sociales que emergen de las diversas formas de relación, también un conjunto específico de métodos y técnicas. Lo que el análisis de redes sociales pretende analizar son las formas en que individuos u organizaciones se conectan o están vinculados, con el objetivo de determinar la estructura general de la red, sus grupos y la posición de los individuos u organizaciones singulares en la misma, de modo que se profundice en las estructuras sociales que subyacen a los flujos de conocimiento o información, a los intercambios o al poder. De igual forma, se busca estudiar como los patrones de lazos en las redes generan oportunidades significativas y restricciones que afectan el acceso de la gente y las instituciones a recursos tales como la información, la riqueza o el poder. Particularmente se busca determinar que estructura de red y que posiciones crean grandes oportunidades o, por el contrario grandes restricciones, depende del valor instrumental de las relaciones de que se trate en cada estudio. Finalmente, se pretende evidenciar los efectos que los diferentes patrones y estructuras de red tienen en el acceso de los miembros a los recursos, es decir que el acceso a los recursos está fuertemente asociado a la forma de las redes sociales.

Este artículo parte de que el análisis de redes sociales puede ser conceptualizarse como un método, un conjunto de instrumentos para conectar el mundo de los actores (individuos, organizaciones) con las estructuras sociales emergentes que resultan de las relaciones que los actores establecen, y que, por lo tanto, debe ser visto como un conjunto de técnicas con una perspectiva metodológica compartida, no como un nuevo paradigma en las ciencias sociales. Entonces, el análisis de redes sociales o análisis estructural se toma como una herramienta de medición y análisis de las estructuras sociales, que emergen de las relaciones entre actores sociales diversos. Se trata de un conjunto de técnicas de análisis para el estudio formal de las relaciones entre actores y para analizar las estructuras sociales que surgen de la recurrencia de esas relaciones o de la ocurrencia de determinados eventos, donde el supuesto básico del análisis de redes es que la explicación de los fenómenos sociales mejoraría analizando las relaciones entre actores. La idea fundamental del análisis de redes sociales es que las interacciones entre individuos y organizaciones en la red social tienen un impacto relevante en el comportamiento de los actores, así como resultados en las estructuras de poder identificables y en los procesos de aprendizaje, esto es, que el análisis de redes analiza como la estructura social de relaciones afecta a las creencias y a la conducta de las personas, grupos u organizaciones, y que las redes sociales son a la vez causa y resultado de las conductas de los individuos.

El instrumento metodológico sobre el que versa este artículo es el análisis de redes sociales (ARS), también denominado análisis estructural, que viene a integrar instrumentos previamente utilizados como los modelos causales aplicados generalmente a estructuras macro, sociales o económicas, también los modelos intencionales de naturaleza micro, centradas en la conductual individual, y la formalización matemática por medio de la teoría de grafos. Por lo tanto, el análisis de redes comienza con el estudio de las estructuras sociales enfocándose en la comprensión de las condicionantes estructurales de las acciones de los actores. Posteriormente, el análisis de redes sociales estudia la conducta de los individuos a nivel micro, los patrones de relaciones (la estructura de la red) a nivel macro, y las interacciones entre los dos niveles. Cabe aclarar que el análisis de redes trata los sistemas sociales como redes de dependencia que resultan de la diferente posesión de recursos escasos en los nodos y de la asignación estructurada de esos recursos a los vínculos. El artículo concluye con una serie de medidas recomendadas por el autor para caracterizar estructuras, como son las diferencias de centralidad, la efectividad en el logro de metas, los efectos de red de diversas estructuras de incentivos, medir la estructura, componentes, densidad, cohesión, integración, análisis de centralidad y poder (grado, proximidad, cercanía y mediación).

Resumen de “Dos enfoques de la estructura social: teoría del intercambio y análisis de redes“ Cook y Whitmeyer (1992)


Por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez




COOK, K.S.; Whitmeyer, J.M. (1992) “Two Approaches to Social Structure: Exchange Theory and Network Analysis“, en Annual Review of Sociology, vol. 18, pp. 109-127.

Este artículo desarrolla una definición conceptual del análisis comparado de la teoría del intercambio y del análisis de redes, estableciendo entre sus similitudes el hecho de que ambos conceptualizan la estructura social como una configuración de relaciones y posiciones sociales, además de que ambas tienen concepciones similares del actor –motivado por el interés o por recompensa/castigo-. Sus principales diferencias radican en su visión de los vínculos entre posiciones de la estructura social.

El artículo intenta demostrar la convergencia entre la teoría del intercambio y el análisis de redes en el estudio de la estructura social, considerando a esta última como uno de los conceptos centrales en el análisis sociológico. Por tanto, la estructura social es visualizada aquí como marco explicativo del comportamiento humano y de la persistencia y cambio institucionales. De acuerdo con los autores, el análisis de redes como el vínculo entre los enfoques de intercambio y de red. La teoría del intercambio puede verse como un enfoque de interacción y estructura basada en dos principios: el actor puede ser modelado de acuerdo a sus motivaciones por intereses o recompensas/castigos; y buena parte de la interacción consiste en el intercambio de productos valorados. Por su parte, el análisis de red se basa en la observación empírica de patrones de interacción de muchos actores que puede ser visto como redes. La teoría del intercambio sostiene cualquier modelo del actor donde éste persiga intereses cualesquiera que estos sean y donde al menos algunos de los intereses se satisfagan a través de la interacción social Se pueden distinguir dos concepciones generales de la estructura en el análisis de redes, la mas común la concibe como un patrón de vínculos particulares entre actores, donde la variación en la red en la existencia o fuerza de los vínculos es significativa y consecuencial. La otra concibe la estructura como desviación general de los vínculos aleatorios de grupos particulares, o quizá de la red entera.

En este artículo, se analiza comparativamente a tres autores que considera fundamentales en la teoría del intercambio, como Emerson, quien considera a la estructura social como producto y a la vez condicionante, y sostiene que la red apropiada en cualquier análisis es aquella que contiene todas las relaciones de intercambio relevantes. Blau, se enfoca en el nivel macro de la estructura social e identifica tres principales enfoques: la estructura social como la configuración de relaciones y posiciones sociales, esto es el enfoque configuracional, con el que los autores coinciden y desarrollan en el artículo; la estructura social como el sustrato que subyace a toda la vida y la historia sociales; y la estructura social como “un espacio multidimensional de posiciones sociales de las personas en una sociedad o colectividad“. Analiza procesos –como formación de grupos, cohesión, integración social, oposición, conflicto y disolución- en términos de principios de intercambio social. Por su parte Homans desarrolla una teoría del comportamiento social, un enfoque más psicológico y por lo tanto macrosociológico, las estructuras sociales emergen de formas elementales de comportamiento y cambian en el tiempo en respuesta a cambios en este comportamiento por agregados, es decir, que un patrón de comportamiento similar compartido por suficientes gente puede alterar las estructuras sociales existentes y las instituciones, e incluso bajo ciertas condiciones, reemplazarlas. Emerson desarrolla la postura integradora entre los dos autores previamente analizados, y desarrolla un modelo conductual de acción individual pero conectado al macro nivel. En su teoría, Emerson concibe al actor como “un punto donde muchas relaciones de intercambio se conectan“ y las redes de intercambio son vistas como conjuntos conectados de relaciones de intercambio. Una de las principales aportaciones de la teoría de la red de intercambio de Emerson ha sido su intento por fusionar perspectivas previamente consideradas incompatibles, incorporando tanto factores psicológicos y condicionantes sociales en términos de alternativas y estructuras de oportunidad. El concepto central en este análisis es el de la estructura social, en la forma de redes de relaciones sociales, como la configuración de relaciones sociales entre actores, donde la relaciones involucran el intercambio de aspectos valorados. Entre los aspectos a considerar se encuentran la posición, la direccionalidad, la centralidad, los efectos de la red, conexiones negativas y positivas, polaridad. Es importante resaltar que para estos autores ninguna perspectiva o enfoque por si solos pueden explicar todos los fenómenos culturales y sociales.

Resumen de “Tipos de interacciones, formas de confianza y relaciones“ Degenne (2009)


Por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez




DEGENNE, Alain (2009) “Tipos de interacciones, formas de confianza y relaciones“, en REDES-Revista hispana para el análisis de redes sociales.

Uno de los principales objetivos del artículo consiste en mostrar la complejidad de las relaciones sociales, entendidas como historias compuestas de interacciones múltiples, en contraste con la pobreza de los modelos de relación del los que se ocupa el análisis de redes sociales, que cuestiona al establecer a partir de las interacciones cuatro categorías de formas fundadas en el análisis del modo de regulación.

Con ello el autor sostiene su crítica al modelo del gráfico, el cual le resulta bastante reductor en relación a la complejidad de las relaciones, que son historias, toman sentidos variados y variables en el tiempo, según afirma. Reconociendo las ideas que resaltan de los métodos de análisis de redes sociales completas, como pueden ser centralidad, equilibrio, cohesión, equivalencia estructural y equivalencia regular, se parte del supuesto de que la competencia sólo es posible entre individuos equivalentes, esto es, que a esta perspectiva se interesa por interacciones que ambos pares aceptan. Si bien hay casos en que la organización es la que prima, el autor señala que fijar las reglas puede tener el objetivo de minimizar los costos de la transacción, ya que las reglas también pueden tener el objetivo de mantener la diferencia de roles o de estatutos.

En el desarrollo del tema, se nos habla de relaciones horizontales, a partir de un eje sintagmático, y de relaciones verticales, que se fundan en un eje paradigmático. Definiendo sintagma, como el grupo de palabras que forma una unidad de sentido, lo que significa que es necesario que estas palabras se encuentren reunidas para obtener el sentido buscado, por lo que el eje sintagmático se considera de cooperación. Ello da lugar a relaciones “correlativas“ en las que los actores se encuentran en redes complementarias, y donde es la interacción la que produce un hecho social nuevo, cuando los dos pares de esta interacción dejan de ser intercambiables.

Contar con un marco codificado, desprovisto de ambigüedad evitará caer en lo que se conoce como el “dilema del prisionero“, de una decisión paradójica para uno de los actores implicados. Ahora bien, las interacciones correlativas son aquellas en las que los pares no son individuos semejantes puestos en una situación particular, sino individuos que se definen por el rol que ocupan en la interacción. Ello da lugar a que desde cierta perspectiva pueda interpretarse a la relación social como de explotación.

Por su parte la equivalencia regular desde un punto de vista estructural, parte del principio de que dos actores son equivalentes si están ligado a dos actores que también son equivalentes, y estas clases correlativas son inducidas por el dominio y la competencia. Se afirma que debido a la relación de experiencia, a priori aquel que sea experto será quien defina las condiciones de la interacción y esto se acentúa más cuando el rol del experto es institucional.

Otro asunto es la manera en que se perciben las relaciones de género, como una relación de dependencia, o una relación desigual de explotación igual a la capitalista, y es que aunque una gran parte de las interacciones ocurren en el marco de las organizaciones que perciben al menos parcialmente las condiciones en las cuales deben desarrollarse, en la práctica el mecanismo del mercado pone a los individuos en una situación de relativa equivalencia, en la que el precio es el medio que asegura que la transacción sea justa.

Por otro lado, el control burocrático se funda en la legitimidad de una autoridad, aludiendo al concepto de “clan“ en el sentido de Durkheim, es decir, una asociación orgánica que reúne una red de parentesco pero sin incluir las relaciones de sangre, que resulta muy eficaz para regular las transacciones entre los individuos interdependientes. Mientras que para Simon, la cooperación del individuo en el grupo no se fuerza a maximizar su interés sino a encontrar una situación satisfactoria, para autores como Ouchi, el clan es el lugar donde los intereses individuales y colectivos se entrecruzan, lo hace poco probable el comportamiento oportunista y bastante fácil la obtención de un acuerdo equitativo. Weber concreta esta idea al caracterizar las formas de dominación, y afirma que el mercado no es una forma de dominación, sino un mecanismo de ajuste, y que la burocracia y la tradición son mecanismos de dominación.

Así, tenemos que los individuos se identifican con la organización, y ésta se convierte para ellos en un valor, esto es, que los individuos se integran en ella y ese es el origen de la legitimidad de la autoridad. Al referirse a la Teoría del Intercambio, el autor alude a un conjunto de investigaciones donde las relaciones pueden ser de cualquier naturaleza, además de que no son únicas ni aisladas. Los pioneros de está área de conocimiento son Homans, Blau y Emerson. Para Homans, los principios que regulan las relaciones son muy mecánicos, sin embargo su aportación consiste en la inscripción de dichas relaciones en el tiempo y en la inscripción de cada acción en una serie de acciones. Para Blau, lo central es la idea de la reciprocidad del intercambio y la del poder que está ligado a la desigualdad de las contribuciones y las retribuciones en el intercambio, esto es las relaciones de reciprocidad y equilibrio. Emerson, por su parte, destaca la dependencia de actores, pretende reducir el grado de desequilibrio, por medio del conocimiento mutuo y las interacciones autónomas, por lo que los actores se conocen lo suficiente como para que estimen que no existe prácticamente ninguna incertidumbre sobre el comportamiento del otro, este conocimiento puede darse de modo directo e indirecto.

Finalmente el autor define cuatro tipo de interacciones, al afirmar que éstas pueden ser autónomas, de confrontación, formas típicas ideales definidas por una organización y correlativas. Para él, las relaciones son sucesiones de interacciones, donde la multiplicidad es producto de la variedad de contextos y circunstancias en las que los actores han tenido sus intercambios, afirma en su conclusión que su planteamiento consiste en reconocer las relaciones más allá de las interacciones comunes.

Resumen de “Que es una Red Social? un conjunto de mediaciones diádicas“ de Grossetti (2009)


Por Victor Manuel Gutiérrez Sánchez




GROSSETTI, Michel (2009) “¿Qué es una relación social? Un conjunto de mediaciones diádicas“ en REDES- Revista hispana para el análisis de redes sociales Vol. 6, Num.2, Junio 2009, pp. 44-62

Con el objetivo de establecer el marco teórico para definir las relaciones interpersonales y precisar un lugar dentro del conjunto de formas sociales, el autor critica el reduccionismo relacional en el análisis, cuestiona el análisis de las estructuras sin definir las relaciones, y la definición de red cuyos componentes fundamentales son las relaciones sociales, así como la noción de lazo o de relación, y advierte que al centrarse en las relaciones, los analistas de redes sociales tienden a dejar de lado otros componentes de las estructuras sociales.

Para él, una relación social no es solo una construcción metodológica sino una realidad compleja vivida y percibida por los actores sociales, por lo que recomienda no reducir el mundo social a una red, sino comprender como las relaciones interpersonales se articulan con compromisos dentro de formas colectivas de diferente naturaleza, esto implica salir de una concepción estática del mundo social, donde las cosas existen o no, y pasar a una donde más bien emergen o se disuelven.

Primeramente recomienda preguntarse por el origen de las relaciones sociales, lo que significa comprender las relaciones que construyen las redes, y acuña el término de relaciones diádicas como construcciones analíticas. El autor coincide con White (1999,2008) al considerar las relaciones como un elemento dentro del conjunto que White llama “los contextos“ y que Grossetti llama “formas sociales“ y que considera construcciones teóricas originales que se sustituyen a los colectivos, este último pone énfasis en la dimensión discursiva narrativa de la vida social, historias de vida.

También recurre a la categorización de Ferrand (2007) de los tres tipos de regulaciones: “categorial“ referente a roles y normas, “reticular“ con respecto a la posición en la estructura, y “diádica“ basado en la confianza recíproca, y refiere a Goffman (1977), al hablar de relaciones ancladas por razones exteriores y resultado de disposiciones institucionales. Al igual que Bidart (1997) considera que ciertos marcos, ciertos lugares y ciertos medios son relativamente favorables a la construcción de vínculos interpersonales, mientras que otros lo hacen muy difícil. Dentro de las condiciones favorables para la formación de un colectivo, se destacan la oportunidad y el liderazgo. Más adelante, cita a Mullins (1972) el cual presenta ingredientes que no son necesarios para la existencia de una red, tales como fronteras, un nombre, cultura específica, pertenencia y recursos compartidos.

Sustentado en la noción de “mediación“ dentro de la “teoría del actor-red“, el autor designa a todos los actores sociales, los dispositivos técnicos o los objetos ordinarios que crean un vínculo entre los actores. Él llama “recursos de vinculación“ a los elementos que vinculan a los actores entre ellos sin llegar a ser relaciones sociales. Por su parte un colectivo se define por el acceso de sus miembros a los recursos comunes, algunos de los cuales operan como mediadores entre sus miembros, y afirma que los colectivos son formas sociales específicas caracterizadas por la puesta en común, entre los actores, de ciertos recursos, algunos de los cuales son recursos de mediación que les permite coordinarse sin apoyarse integralmente en las relaciones interpersonales.

El concepto de encastre, se refiere al incremento de las dependencias de una forma social con respecto a otra, mientras que para Grossetti, el desacoplamiento es el proceso recíproco de automatización, el cual implica la creación de recursos de mediación que permitan liberarse de las características de los actores individuales y de sus relaciones, ello implica la pérdida del objeto intermedio en beneficio del vínculo directo. Esta última característica se mide por la capacidad de la relación a sobrevivir a la eventual desaparición de un elemento intermediario o a su salida del colectivo.

De tal suerte, las relaciones se encuentran desde esta perspectiva en un estado de tensión permanente, aunque con estados de estabilización momentánea, y donde se busca encontrar el equilibrio establecido en la dependencia en la relación de los individuos y sus relaciones. El supuesto dice que ante recursos de mediación fuertes, la relación presenta miembros sustituibles, y tomando en cuenta la emergencia de las relaciones interpersonales, tenemos que cuando la relación presenta un vínculo fuerte, el actor es poco sustituible. Los encuentros son facilitados por los colectivos, nos dice, y dichos encuentros son también inducidos por la relación a un mismo recurso, donde el colectivo es visto como un marco, aunque advierte que las relaciones no se quedan necesariamente prisioneras de los contextos en los cuales se crean, ya que como se observó anteriormente, ellas se desacoplan. El proceso de desacoplamiento de las relaciones, comienza cuando la relación supera los roles previstos por la organización, esto es, cuando los protagonistas no son más sustituibles.

Lo anterior conlleva y se apoya en la noción de compromiso o cooperación mínima, esto es, un grado mínimo de compromiso relacional. En esta parte, el conocimiento y el compromiso, fungen como recursos de mediación que tienen por efecto encuadrar las interacciones de manera específica, mientras que producen otro recurso, la confianza. Por lo tanto, la relación social entre dos personas es un conocimiento y un compromiso recíprocos fundados sobre interacciones que dan lugar a formas específicas de confianza entre los componentes. Ello se da en lo que el autor llama un área de eficiencia, es decir, el conjunto de actores para quienes la relación funciona como un recurso, una limitación y un reto. Mientras que las mediaciones diádicas solo conciernen a dos persona, tres o más conforman un colectivo, y lo que distingue el colectivo de la red es la forma de compartir los recursos de mediación, ya que mientras los recursos circulan a lo largo de los canales relacionales dentro de la red, en el colectivo son accesibles según las reglas de acceso. El autor concluye afirmando que una relación interpersonal es un conjunto de recursos de mediaciones diádicas que permite la coordinación entre los actores, la circulación o la transmisión de recursos.